Si al 2009 le definí como el año del desgaste, las ausencias y las distancias creo que puedo definir a este 2010 como el año de la inercia y la desmotivación. Sin entrar en mucho detalle he recibido en una serie de situaciones un montón de energía negativa que no he sabido canalizar. A veces han sido malas noticias, otras veces salud, decepciones, frustraciones, males de amores, errores de cálculo o malas decisiones... cosas que de un modo u otro os he contado (o no, porque siempre escribí y escribo para mi, y a mi una metáfora me vale para comprenderme). Eso es todo en cuanto a lo negativo, que pese a lo que penséis no es tan malo como parece así contado, sino que son cosas que tiene la vida.

¿Que qué tengo que aportar en cuanto a lo positivo? Lo primero de todo que he retomado contacto con alguna persona, o más bien alguna persona ha retomado contacto conmigo, que viene a ser lo mismo pero no es igual. Y esto en algún caso hace que este año haya tenido cosas realmente especiales y que hacen que al recordarlo saque alguna sonrisa. Además he podido disfrutar otra vez de más tiempo con mi padre, tengo más primillos nuevos y además entre otras cosas estoy en un trabajo donde me siento a gusto (pese a que hay cosas que podrían ser mejores hay otras que no son tan malas como las ven mis compañeros, pero es cuestión de perspectiva, aunque de este tema hay algunos pros y muchos contras en los que hoy no voy a entrar). Otra cosa también positiva de este año es que he seguido con el deporte, aunque de verano para acá me he visto obligado a dejarlo un poquito, pero sin embargo he vuelto a coger mi guitarra y hasta he dado clases: en este intento me están saliendo las cosas un poco mejor y hasta tengo a un villancico aburrido. Por todo esto este año bien pudiera ser también el año del chocolate y los caramelos de naranja y de limón, de los aviones y París, el fútbol, los amarillos y la guitarra.

El año termina, el balance esta hecho y ya solo queda esperar que el que viene sea mejor, pero... ¿que espero para el 2011? Pues bien, si he definido el 2010 como el año de la inercia y la desmotivación para el año que viene espero que desaparezcan las dos cosas, quizás que aparezca alguna musa, que la salud no falte y que la suerte acompañe un poco.

Y para vosotros os deseo lo mismo multiplicado por dos, que tengáis una Navidad muy Feliz y que nos sigamos leyendo durante mucho tiempo.

¡Suerte con la lotería!

Siempre me quedé mirando los "cacharritos" con botones y "lucecitas".

Al lado de las marquesinas de muchas paradas de los autobuses de Madrid han puesto un poste con un cartel luminoso en el cual se indica el tiempo que falta para que lleguen los autobuses. Esta tarde estaba con mi hermano esperando al autobús para ir al entrenamiento y me he dado cuenta de hay un botón a la altura de la mano en medio del poste y le he dicho "¡Dale al botón!". Mi hermano se me ha quedado mirando y me ha dicho "Dale tu", y después de mirar al botón y volver a mirar a mi hermano me he dicho "Pues si, le voy a dar", y le he dado.

¿Que creéis que ha pasado cuando le he dado al botón? Pues en el panel luminoso había un altavoz a través del cual nos han ido dictando todo el contenido del letrero, los cuatro autobuses que pasaban por esa parada y el tiempo que faltaba para cada uno de ellos, y todo esto a una voz tan alta que hasta dos señoras que estaban al otro lado del cruce se han dado la vuelta mientras la gente que estaba en la parada se nos ha quedado mirando riéndose.

Por un lado me he reído un montón, porque ha sido una situación muy graciosa ya que además no esperaba para nada la voz, y por otro me ha parecido genial que la tecnología sirva para adaptar un poco este mundo a las personas con discapacidad.

No me gusta sentirme hipocondríaco. Que una molestia que quizás no sea nada centre mi atención y me preocupe. No me gustan los dolores y las molestias no controladas, quiero decir... no me gustan las dolencias en general pero tengo dolores y molestias que se por que son, que tienen causa (y efecto), pero cuando me viene algo diferente me altero y me descentro.

No me gusta, no me gusta sentirme así.

Resulta que a ducha de mi casa está rota. Se ha aflojado e soporte en el cual descansa y mediante e que regulas la inclinación de la misma y según te estás duchando si alguien en la casa enciende algún grifo o cambia la presión del agua la ducha cae repentinamente soltándose del soporte y cayendo sobre la persona que se está duchando. Intento estar atento para cogerla al vuelo, pero a veces resulta que no soy persona hasta después de la ducha. En esas ocasiones luzco un magnífico chichón en la coronilla. Tendré que arreglarlo antes de tener un accidente severo y quedarme más tonto de lo que estoy.

¿Os ha pasado alguna vez?


Ayer mientras veía Scrubs me acordé de aquello que escribí hace bastante tiempo. Resulta que el protagonista dice que cuando estamos enfadados o frustrados por algo lo paga la persona que primero veamos y mientras va explicándolo a modo de narrador salen escenas de cómo otro personaje responde mal a una pregunta de otra protagonista que se va enfadada y que por ello más tarde es borde con otro compañero que le pide un favor, quién después hace daño a otra persona influenciado por el mal humor, y así sucesivamente interactúan cinco o seis personajes más de la serie. En Scrubs acaban bien las cosas y se revierten las situaciones con disculpas y sonrisas, pero lo cierto es que eso no pasa siempre.

Hoy haré un esfuerzo e intentaré no ser un eslabón más de esa cadena de daños sin sentido, intentaré que no sea uno de esos días en los que a veces no hago todo lo que digo.

Como ya os conté voy a entrenar con un equipo de fútbol sala de la ONCE, como portero (aunque yo no juego porque soy muy malo y soy el tercer portero, por si se rompe alguno de los buenos). Ayer echaron este reportaje y la verdad es que me hizo ilusión verlo porque sale algún conocido.

Hace diez minutos, al llegar a la oficina:

Yo: ¡Buenos días!
Una compañera: ¡Buenos dias!
Yo: Venga, ¡que ya es jueves!
Una compañera: Sacris, es miércoles...
Yo: .....

Y dice la RAE que frustrar es “privar a alguien de lo que esperaba” o “dejar sin efecto, malograr un intento”. Pues bien, en algunos aspectos de mi vida me siento frustrado.

Por si no os lo he contado todavía actualmente trabajo haciendo páginas web de ayuntamientos y me gusta porque creo que son muy útiles para el ciudadano de a pie ya que gracias a ellas puede realizar trámites con la administración y estar informado de todo lo que pasa en su ciudad: noticias, actividades, cursos.... en la empresa que la que trabajo nos dedicamos a montar el entorno y a darles los cursos a los funcionarios para que ellos puedan ofrecer todos estos servicios.

Pues bien, hace algún tiempo participé con otros compañeros en la realización de una página web para una localidad importante. Fue bastante innovador y aprendí mucho, pero después de algún tiempo y ya con el trabajo terminado han decidido que la página web no va a a ser publicada, y todo por problemas políticos. Y me siento frustrado y algo desmotivado: varios meses de trabajo de mis compañeros y mío que no va a servir para nada, que no le va a ser útil a nadie y que van a quedar guardados en un cajón.

Me da mucha grima ponerme las lentillas pero llevo ya varios años con ellas. Durante un tiempo fue una idea que tenía totalmente descartada, pero de repente apareció una mujer (como le dijo el Sup a Sabina "siempre aparece, vos lo sabés Sabina") y entonces todo cambio. Y cambió porque ella lo sugirió y yo quería impresionarla y superé mi reparo a tocarme el ojo con los dedos.

La verdad es que creo que si la impresioné fue para mal, pero no tuvo nada que ver con las lentillas. Después de tanto tiempo creo que fue una buena decisión porque me ayudan mucho y me son muy cómodas cuando hago deporte, pero esta era una historia que nunca le había contado a nadie.

Y todavía quedan unas pocas en el bol pero ya estás harto. Y las miras con la boca reseca y con los labios con sabor a sal, y el cuerpo contradice a la mente cuando coges otro puñado mientras piensas “ya no debo comer más”.

De soportes y calendarios I
De soportes y calendarios II

La mayoría de nuestras equivocaciones en la vida nacen de que cuando debemos pensar, sentimos, y cuando debemos sentir, pensamos.

Y lo dijo J. Churton Collins.

En mi día a día y entre la gente que me rodea me encuentro con gente a la que simplemente admiro. Lo cierto es que no se si se lo he dicho, a algunos si pero a otros no (y puede que nunca lo haga). Y es que tienen un modo de ser, de afrontar la vida pese a todo lo que han vivido en el pasado (o quizás gracias a ello) que hace que les admire y que me guste que estén en mi vida de un modo u otro.

Recuerdo cuando mi abuela abría el cajón de la alacena para darme la merienda: un poco de pan y dos onzas de chocolate. Entonces yo cogía el pan, le quitaba toda la miga y metía el chocolate dentro para comérmelo.



Mi oficina lleva toda la semana oliendo a chocolate. A la vuelta de las vacaciones traje una tableta de allí para compartirla con mis compañeros. Es (era, ya queda poco) una tableta enorme como la de la foto. La verdad es que creo que no acerté, después del verano algunos se han puesto a dieta.

¿En CuAnTo A mI?

A mi me gusta el olor a chocolate :)

Hace tiempo me jugué unas cañas con dos amigos y perdí. Vamos... perdímos dos y le teníamos que pagar las cañas al otro. Quedé con ellos para ver un partido de fútbol y saldar la deuda y como es habitual en mi llegué antes de la hora. Cogí sitio y esperé a que mis dos amigos (conocidos) vinieran y cuando ya iba por la tercera caña y el partido llegó al descanso me dije "va a ser que estos no vienen". La verdad es que lo pensé mucho antes, pero no tenía el teléfono de estas personas para poder darles un toque (mientras que ellos si tenían el mío). La verdad es que me sentó muy mal. No solo que no aparecieran sino que en el tiempo que ha pasado hasta ahora no me dieron una explicación lógica, además de que el partido era de un equipo que no era el mío (la final del año pasado de la Europa League del Atlético de Madrid) y que a mi el fútbol ni me va ni me viene si no lo veo con alguien con quien comentarlo, que es lo que me gusta.

Hoy me reencontré con uno de ellos y la verdad es que me alegré de verle. La última vez que hablamos las cosas no le iban demasiado bien, y eso ha cambiado. Le dije que consideraba mi deuda pagada y que me debían una caña. Después de darme la razón apunté su número y me dijo que a ver si quedábamos, a lo que respondí que yo no organizaba ninguna quedada más, que si quería tenía mi número que yo si que aparecería.

Ya os contaré (o no) si al final hay cañas.

Casi cada vez que salgo de casa puedo ver como aparecen dos sombras bajo la puerta de mis vecinos de enfrente. Después aparece una luz en la mirilla y que al poco desaparece tapada por lo que seguramente es la cabeza de mi vecina, una señora de esas mayores, con bata y zapatillas que se dedica a observar por la mirilla todo lo que pasa por delante de su puerta.

Ahora mismo estoy terminando de ver le partido de la selección española en la televisión. Están jugando contra México en el Estadio Azteca. Y así de repente me ha venido a la mente la canción de Andrés Calamaro, y creo que es una buena canción para desearos buenas noches.


... a tenor del título que da nombre a este blog:

"Ya sé que a veces no hago todo lo que digo".

¿que cosas vais a hacer este verano que no nos habéis ccontado? o ¿qué vais a hacer?...

...yo por ejemplo, tengo previsto hacer snorkel, que es buceo a poca profundidad y se hace a pulmón, sin bombona de oxígeno, en algún sitio del levante, Valencia-Alicante, aún no está decidido.

Ya os contaré, llevo ya dos años aprovechando las vacaciones de verano para hacer actividades acuáticas, y mi idea de futuro es hacer submarinismo, me llama la atención.

No os pasa que os resulta curioso por no decir extraño, que pasado ya casi un mes del mundial de fútbol se sigan viendo banderas de España (con el escudo, el toro y demás folclores nacionales...) en balcones, ventanas, antenas de coches...

porque para ajenos al mundo del fútbol, deciros que somos los actuales Campeones del Mundo, futbolísticamente hablando, ya que despistaos los ha habido y habrá toda la vida.

¿Se habrá olvidado la gente de quitarlas?

Es un pensamiento en alto, y que conste que no estoy en contra, vamos cada cual es libre...

El otro día me iba tan contento para el levante español, pensando en mis tonterias, en lo bien que estaba de tráfico la carretera y en mi novia, poder vernos unos días y pasarlos en la playa disfrutando un poco del tiempo libre.

Cual fue mi sorpresa que, saliendo del nudo de la M-40 para coger la A3 (Autovia del Levante), me encuentro con unas autoestopistas y paradojas del destino al levantarse sobresaltadas al ver un coche alzaron un cartón en el cúal se podía leer "VALENCIA"... jejejee...

Pues sí, como todos habéis pensado bien, no paré... ¿cruel de mí?... según se miré, podían ser dos agradables mozas que me hubieran amenizado el viaje o por el contrario me podrían haber metido en un problema, esas cosas son complicadas de decidir, y es cuestión de segundos lo que tienes para parar repentinamente...

Sin más, me quedé con la anécdota, algo curiosa por cierto, y vosotros... ¿qué hubieráis hecho?

Hace unas semanas mi hermano pequeño se compró unos patines y en mi afán de buscar cosas nuevas que ocupen mi mente me los probé por casa en el pueblo y me dije "pues no parece tan dificil", y entonces decidí hacerme yo también con unos. Al poco bajé a un parque que hay cerca de mi casa, de esos que tienen una zona habilitada para patinar y nada más ponérmelos me dí cuenta que la superficie sobre la que estás es muy importante cuando patinas: sobre las baldosas de la casa de mi abuelo parece que no ruedan tan bien como en la superficie pulida del parque y di con mis huesos en el suelo un par de veces. Al siguiente domingo fui al Retiro y estrené las protecciones que me había comprado también y a las dos horas me dolía bastante la planta del pié de modo que decidí quitármelos.

Como conclusión me queda que soy muy torpe, cosa que ya sabía, pero no por ello voy tirar la toalla. Algún día aprenderé a patinar y me iré a la oficina en patines. Por ahora paso a paso, empezaremos por aprender a frenar.

La verdad que hace ya tiempo que venía buscando algo así, porque tal como están las cosas sólo me quedaba jugar a las carreras de caballos, porque lo que es la lotería ni que me hubiera mirado un tuerto.

Este año no ha sido mucho mejor que el anterior, no ha sido... porque empieza a serlo. Tenía en mente una gallardía junto a mi pareja y parece que va ser real, tán solo estamos a falta de unos retoques de última hora.

Y casualidades de la vida, parece que podré desenvolverme en esas tierras con mi nueva adquisición educativa, increible pero cierto, todo llega y ojalá pueda contaros algún día lo bien que me va y lo feliz que soy.

Hasta entonces, buen verano a todos, y los que estéis de vacaciones disfrutadlas, nos veremos a la vuelta.


¿Os acordáis que hace tiempo os dije que unos pantalones se me habían quedado pequeños pero que la próxima vez que os viera me valdrían? Pues bien, ya no tengo esos pantalones que en el 2008 dejaron de valerme, pero el verano pasado mi hermano heredó tres pantalones cortos en los que ya no entraba y tuve que renovar mi vestuario. Hace dos semanas con la llegada de los calores bajé al trastero para sacar la ropa de verano (es decir, a por los pantalones cortos porque llevo camiseta de manga corta tanto en verano como en invierno) y cual fue mi sorpresa cuando al ponerme los que me había comprado el año anterior se me caían. En alguno hasta podía meter tres dedos. Entonces recordé los que había heredado mi hermano, me los probé y me valían.

¡Ja, ja, ja! ¡Me río yo de los que pensaron que no lo conseguiría!

Quizás un poco menos unos....
... otro poco más otros ...
...y quizás algo fuera diferente.

A veces me enfado conmigo mismo y me digo "Sabías que pasaría, ¿qué esperabas? ¿por qué diste otra oportunidad?", entonces pasa el tiempo y vuelvo a dar otra oportunidad y al poco vuelvo a enfadarme y a decirme "Sabías que pasaría, ¿qué esperabas? ¿por qué diste otra oportunidad?". Y más que enfado es decepción y quizás sea porque no quiero dejar de pensar que la gente cambia (que cambiamos), que al cabo del tiempo aprende (y aprendemos) a no desperdiciar oportunidades, pero lo cierto es que cada vez el tiempo entre perdones y oportunidades va siendo mayor, y dependiendo de la persona incluso mucho mayor. Y me da miedo. Me da miedo que llegue el día en que cierre la puerta y no de una última oportunidad a una persona justo en el momento en que iba a aprovecharla.

Y los viernes es el día en el que por variar salimos a desayunar fuera de la oficina. Y entonces en el bar me pido un montadito de chistorra y una coca-cola y soy el más feliz del mundo. Dicen que hasta me cambia la cara.

¡Buen finde! Que ya es viernes :)

El otro día estábamos en el trabajo hablando de cine y de repente salió el tema de películas que nos hubieran hecho llorar y alguien preguntó "¿Y 'Mi vida sin mi'? ¿La habéis visto?". Sería casualidad pero era 27 y estaba pensando si publicar algo en recuerdo o no y entonces la pregunta vino hacia mi "¿Y tu sacris? ¿lloraste con esa película?". Se me secó la garganta y solo me salió un bastante quedo.

Recuerdo como si fuera ayer el día que la vi. Recuerdo que la vi solo en el salón, con miedo porque Meiko me dijo "tienes que ver esta película, es genial, es triste pero tiene un mensaje muy positivo, me ha encantado" y cuando terminó me conecté al messenger para hablar con ella y solo pude decirle "Me ha gustado pero es muy triste Meiko, no me pidas que vea otra película así". Y entonces nos echamos otra partida al solitario.

Que fácil que sigue siendo echarte de menos...

Hace algún tiempo se interesaron de nuevo por mi una empresa bancaria para incorporarme a su plantilla como informático. Después de unas cuantas entrevistas han acabado descartándome. Objetivamente creo que no era el trabajo de mi vida: el sueldo era algo mejor y estaba muy cerca de mi casa pero no iba a aprender cosas nuevas, iba a tener que llevar traje y corbata y los horarios eran mucho peores. Francamente tengo una opinión muy marcada sobre trabajar en bancos, sé que no me llena, pero de todos modos no es lo mismo 'descartar' que 'ser descartado' y no voy a decir que me haya alegrado.

En fin, será que por alguna misteriosa razón que aún no alcanzo bien a comprender estoy bien donde estoy, tengo que dar gracias por tener curro (las cosas andan muy complicadas...) y además... ¡anda que no iban a echarme de menos si en una de estas les digo a mis compas que me piro!

Lo malo de hacer malabares es que si no estás atento se te caen al suelo.

El escritorio donde tengo el pc es una mesa para ordenador de esas en las que el tablero está oculto y se extiende hacia afuera si tiras. Justo debajo de este tablero hay un cajón que siempre tengo lleno de papeles, enchufes y otros trastos. Pues bien, este cajón lleva roto mucho tiempo, quizás algo más de un año. Se había desenganchado uno de los tornillos que lo sujetaban descorchando la madera y todo, haciendo que cada vez que abría el cajón este quedara peligrosamente inclinado.

La primera solución provisional que se me ocurrió fue llenar de silicona el agujero que había quedado, de este modo el tornillo ya quedaba fijo y con esto el problema estaba solucionado durante un tiempo. Como podéis imaginar fue un tiempo breve puesto que al poco el agujero se hizo más grande llegando incluso a romper toda la madera dejando una forma de U en la cual ya no había modo de sujetar un tornillo. Entonces ideé un sistema de alambres que sujetaban el cajón y tomé la decisión de dejarme de medidas temporales y enganchar una serie de tornillos a lo largo del raíl para que cada uno de ellos soportara menos peso dando más estabilidad al sistema, y que no se volviera a romper, pero entre unas cosas no sacaba tiempo para realizar el arreglo definitivo.

Entonces un día viendo la televisión salió un anuncio de una barrita mágica que simulaba la madera, y que una vez aplicada la sustancia maravillosa podías atornillar e incluso lijar en ella y me dije "¡Si esto funcionara sería más simple y menos engorroso que los tornillos!" y como soy un ser poco influenciable también pensé "De hoy no pasa, hoy lo arreglo" y me bajé a la calle a comprarlo, no sin antes pedirle referencias al dependiente de confianza que me dijo que funcionaba a la perfección.

Entonces llegué a casa, corté un poco e hice la masa como si fuera plastilina. Lo pegué en la U, como si fuera un chicle y al cabo de una hora pude volver a poner el tornillo original, y la mesa ha quedado como nueva.

Ya me vale, más de un año para arreglar esto... a veces no sé en que chapuzas se me escapa el tiempo.

Uno de los "deportes" que practicaba en la facultad era la pringá, que era un juego que nos entretenía en las esperas entre clases y era muy divertido, pero ese no era el único deporte que hacía cuando estudiaba: también jugaba al baloncesto en mi habitación. ¿Que como hacía eso? Pues muy fácil: cada vez que llenaba un papel con cuentas y ya no me servía para nada hacía una pelota con él y lanzaba a dar al marco de la puerta. Si lo conseguía eran dos o tres puntos dependiendo de la distancia.

Como podéis imaginar mis tardes de estudio eran bastante entretenidas y ahora he recuperado en parte este juego en el trabajo: resulta que en el baño de mi oficina hay una papelera en la que tiras el papel una vez que te has secado las manos. Pues bien, llevo unos días que en vez de dejarlo al modo usual lo que hago es dar dos, tres o cuatro pasos atrás y lanzarlo desde ahí. Dependiendo de la distancia pues son dos o tres puntos.

Estoy hecho todo un deportista
.

Y dice la RAE que la inercia es una propiedad de los cuerpos de no modificar su estado de reposo o movimiento si no es por la acción de una fuerza. Pero también dice que es una rutina, una desidia. Y es que de un tiempo a esta parte siento que me muevo por inercia. Quise que fuera cosa de la alergia pero ahora que la alergia no está sigo viviendo de réditos, de inercia. Y lo noto y soy consciente de ello. Y los demás lo notan. Quizás solo sean malas noticias, moscas y decepciones pero necesito que cada pequeño acto que hago tenga sentido, y no me vale con saber que lo tiene, necesito verlo. No me vale moverme por rutina ni por desidia, me vale saber que sigo en movimiento por mi propia acción.

El otro día iba andando por la calle y me encontré con esto pintado en una pared. Ya no recuerdo donde fue, pero me gustó.



Investigando un poquito vi que la frase es de un pintor llamado Francis Picabia.

¿No os ha pasado nunca que cuando necesitáis algo, reparar un electrodoméstico, un aparato electrónico, modificar algo dato corporativo de las empresas (dícese de seguros, mutuas, datos bancarios, compañías telefónicas) ... os habéis encontrado más de una vez con un 90X?

Y no son precisamente números gratuitos en los que poder hacer la reclamación, queja o modificación necesaria... y para eso tantos servicios que ofrecen las empresas...

O simplemente los números de atención al cliente o los números mega cantados por televisión para buscar cualquier cosa que necesites en un periquete....

Os dejo aquí el enlace de otro blog donde podéis encontrar sitios para evitar estos números

www.blog.nomasnumeros900.com


Saludos,

Como ya os he contado me engañaron para ser portero en un equipo de fútbol sala. Pues bien el martes pasado cuando iba a entrenar debe ser que con la alergia la discreción y timidez que me caracterizan se me olvidaron perdidas en la modorra y me pasé más tiempo del debido mirando fijamente a los ojos a una de las dos jóvenes que andaban en dirección contraria a la mía. Nada más cruzarnos la otra amiga dijo en voz muy alta "¡uuuuuuuuuhhh, vaya mirada!".

En fin, que os voy a decir... que estoy arrebatador cuando me pongo las lentillas, ¡vaya éxito! Si lo que me pasó el primer día que me las puse era una premonición.

A ver si me las encuentro de nuevo el próximo día que vaya a entrenar.

Así llevo toda la semana. Resulta que el domingo comenzó a picarme un poco la garganta. El lunes ya me picaban un poco los ojos y el martes estaba hecho un cristo: llorera, dolor de cabeza y de garganta, moquera, cansancio, modorra, desánimo...... todo el pack completo. Y así estoy, a base de antihistamínicos me paso el día empastillado viendo el mundo desde mi empanada mental y con ganas de que se me pase de una vez. La verdad es que tengo muchas ganas de que se me pase porque en este estado se me está contagiando la desgana de la gente que me rodea y no me veo ni con fuerzas ni con ganas de cambiar mi pequeño mundo y hasta pierdo el sentido de algunas de las cosas que hago.



Esperemos que sea solo alergia... y que se pase rápido.

Y vosotros,
¿sois alérgicos a algo?
¿tenéis los mismos síntomas que yo?

Viene de Superchería

Jos: yo no me fiaría mucho de eso, en Japón es cuando estornudas cuando hablan mal de ti, me da que la cosa no esta muy clara.
Yo: acabo de estornudar hace nada...
Jos: entonces si que si, dos de dos.

Pues el sábado pude captar esta imagen con mi móvil mientras comenzaba a llover y el cielo estaba totalmente nublado.


Pincha en la imagen para ampliar.


Y es que en Madrid, cuando pega la calor pega de verdad.


¡Veréis cuando llegue agosto!

Quizás fuera que necesitaba volver a escapar a Marte cuando de repente Marte se me presentó en forma de viaje a París y el viernes a las siete de la mañana cogimos un avión para ver las nubes desde arriba y aterrizar en la ciudad de los croissants. No había subido nunca a un avión y la verdad es que no me gustó mucho la sensación: en el vuelo de ida fui incapaz de quedarme dormido pero lo cierto es que el vuelo de vuelta fue mucho mejor y se me pasó volando, nunca mejor dicho, pese a que tuvimos más turbulencias y hacía peor tiempo.

París genial, increíble. Todo tan grande, tan ostentoso.. es como el Madrid de los Austrias pero en plan exagerado. Y colas por todas partes, mucha gente y muchas esperas pero merecía la pena: la Torre Eiffel, el Museo del Louvre, el Trocadero, los Inválidos, el Sena, Montmartre, el Sacre Coeur, el Moulin Rouge, la Ópera con su fantasma, la Plaza de la Concordia, los Campos Elíseos, el Arco del Triunfo, el palacio y los jardines de Versalles, Notre Damme, la Concergierie y Sante Chepeille, el Hotel de Ville, el Pompidou, Eurodisney...


Que decir: que me faltaron días para ver cosas y comer crepes, que la compañía fue agradable (muchas gracias a las dos por organizarlo todo tan bien, aunque me hicierais la 13-14 con el Madrid – Barsa y a la otra aunque nos viéramos poco pues también), que vi al Principito en francés, al Gato de Cheshire y a Campanilla, que casi me dejo los dientes en Versalles, que me harté a hacer fotos, que me traigo recuerdos que ya llevaba de Madrid, que no me gusta el Metro parisino, el de Madrid es mejor, que los franceses son lentos atendiendo y a veces se hacen los suecos, que tengo que aprender francés e inglés... en fin, que se me hizo corto y tengo que volver.


Muchas gracias de nuevo a las dos, por todo,
y a la tercera en discordia también.

¡Como pasa el tiempo! Parece que fue ayer cuando empecé a escribir el blog y así a lo tonto ya han pasado cinco años, tiempo en el que hemos escrito más de 750 entradas y hemos recibido más de 5000 comentarios. Parece que fue ayer pero a veces releo escritos antiguos y me doy cuenta de cuanto hemos cambiado y cuanto ha cambiado todo.

¡Felicidades para nosotros!

... en la vida


muchas veces


la procesión va por dentro.

Como ya os conté estoy apuntado en un equipo de fútbol de la ONCE como portero, ya que no puedo jugar en otra posición porque las reglas de la federación me lo impiden al ser vidente. Pues bien, varios de mis compañeros de equipo son vendedores de cupones, que es el método fundamental de financiación de esta organización y las condiciones de sus contratos son, como las de muchos trabajadores españoles bastante duras: por un lado tienen un sueldo bajo y por otro están sujetos a cuotas de venta. Alguno tiene la fortuna de trabajar en un pueblo pijo de Madrid y no tiene problemas para llegar a su número de ventas pero otros tienen peor suerte y están en barrios más obreros donde es más complicado vender un cupón. Además de todo esto también me cuentan que las cuentas de la ONCE pues son cada vez peores. Han sacado varios juegos para intentar ampliar el negocio pero por la crisis, la desgana o el motivo que quieras buscar el caso es que todos ellos coinciden en que cada vez venden menos.

Pues bien, como conocía esta situación esta tarde cuando volvía andando de trabajar y me crucé con un vendedor decidí comprarle algo. ¿Por qué? Por creo que llevan proyectos interesantes que ayudan a mucha gente, porque estoy disfrutando de sus instalaciones deportivas gratis y, que leches, por si tenía suerte y me tocaba. Me puse delante de la ventanilla de la caseta y miré los juegos que tenían y vi el mio: el siete de la suerte, por 50 céntimos un rasca y gana. Compré dos, un eurito. Rasco el primero y nada pero al rascar el segundo... ¡premio! ¡2 euros de premio! ¡Ooole!

Y me fui tan feliz y sonriente otra vez a la caseta a recoger mi premio, pero en vez de eso decidí volver a invertir esos dos euros en otras cuatro papeletas, porque vaya.. yo quería ayudar en sus cuentas y en vez de eso me iba a ir premiado. Entonces vuelvo a rascar mis cuatro papeletas: en la primera nada, en la segunda nada y llega la tercera y ¡otro siete! ¡otro premio! ¡Esta vez cinco euros! y en la cuarta nada de nada.

De modo que vuelvo a ir más sonriente todavía a la caseta y le digo al vendedor:

- ¡He tenido suerte! Han vuelto a tocarme y esta vez un poco más, ¿hay algún décimo que cueste cinco euros?
- El especial del viernes, pero casi mejor no lo compres y tomate una caña con los cinco euros.


Y entonces.. le he hecho caso :)

Uno de los ejercicios que menos me gustan son los abdominales. Tu te tumbas en el suelo y empiezas ahí uno, dos, tres, cuatro.... y de repente ya te has hartado y te duele el estómago y te cuesta hasta levantarte.

Por eso ayer que al final no fui al gimnasio me inventé lo que llamo "abdominales perezosos". ¿Que como son? Pues bien: tu te dejas caer en la cama, tumbado pero dejando los pies colgando y pisando el suelo. Cruzas la manos sobre el pecho y en esa posición levantas el tronco como si hicieras unos abdominales normales.

De este modo es más fácil levantarse luego... y si te cansas cierras los ojos y te echas un buena siesta.

Como ya os conté este año me liaron para apuntarme a un equipo de fútbol sala de la ONCE como tercer portero y en enero comenzamos la competición. Es una liga pequeña, sólo ocho equipos y es a nivel nacional: hay varios equipos de Madrid, uno de Las Palmas, otro de Zaragoza, Santander y Extremadura. La mayor parte de los partidos se juegan en Madrid pero nos toca desplazarnos a Extremadura y a Zaragoza.

Ayer tuvimos el primer viaje, el de Extremadura, y la verdad es que fue bastante bien. A las 7 de la mañana cogimos un mini-bus que nos puso la federación y a la una nos concentramos como los grandes equipos a comer en el hotel. A las tres y media salimos del hotel y nos volvimos a subir al autobús para ir al terreno de juego. La verdad es que eché de menos a las aficionadas a la puerta del hotel, pero bueno... tiempo al tiempo.

El partido fue bien. Nos habían hablado bastante mal del equipo contrario, nos habían dicho que no eran de fiar ni legales, que el árbitro era amigo suyo y pitaba a su favor y que incluso habían alineado a jugadores videntes otros años (como ya os conté es un equipo de la ONCE, los únicos que pueden ser videntes son los porteros, por eso juego de portero, el resto de jugadores tienen que estar afiliados a la ONCE, con lo que eso conlleva). Nos ganaron 14-2, pero la verdad es que no podemos echar la culpa a ninguna de esas cosas que nos habían contado puesto que jugaron mucho mejor que nosotros, que hasta nos metimos cuatro goles en propia puerta.

En fin... como dicen los grandes clubs en las ruedas de prensa... ahora ya tenemos que pensar en el próximo partido. ¡Desearnos suerte!

En Madrid a los autobuses urbanos nocturnos les llamamos búhos. Desde Cibeles hay varios que llegan hasta mi barrio aunque alguno nos deja bastante retirados y recuerdo una noche en la que volvíamos Jos y yo de fiesta y vimos como se iba el que nos dejaba más cerca de nuestras casas. Entonces nos miramos y decidimos subir en otro que venía también para el barrio pero en el que no habíamos subido nunca ni sabíamos su recorrido exacto. En la parte de atrás había dos chavales que se habían quedado dormidos y cuando llegamos a la última parada el conductor nos dijo que no les despertáramos que se los volvía a llevar a Cibeles.

Pues bien, hoy me he acordado de ellos. Cuando he salí de trabajar decidí volver a casa en autobús, porque después de una de mis noches de insomnio la verdad es que no tenía ganas de caminar ni de nada. Tengo sólo seis paradas desde mi oficina a mi casa y me senté en la parte de atrás del autobús. Nada más sentarme cerré los ojos. Cuando los abrí estaba ya en la última parada. ¡Ya me veía otra vez en la oficina!

Como ya os conté en la oficina tengo un tarro de caramelos. A veces cuando me surgen dudas en mi trabajo y tengo que visitar a algún compañero a preguntarle cojo del tarro unos cuantos caramelos y se los llevo a la persona a la que le voy a preguntar y a los que le rodean. Lo hago solo a veces, no siempre, porque con la costumbre se pierde el sentido de las cosas importantes.

El otro día una compañera me dijo que el caramelo había sido lo mejor que le había pasado en el día, y es que a veces un detalle sin importancia puede cambiar el color de todo lo que miras aunque esté todo gris.

Mañana cuando llegue a la oficina lo primero que haré antes de encender el pc y después de dar los buenos días será coger del tarro un caramelo de naranja y comérmelo.

Hace dos semanas me llamaron para hacer una entrevista en una empresa informática muy importante porque en recursos humanos habían visto que tenía conocimientos de la arquitectura que usa un cliente suyo. En otras palabras: me llamaron para volver a trabajar en el banco y como no tengo mucha experiencia en entrevistas de trabajo decidí pasarme por su oficina a ver que ofrecían.

El trabajo era lo que ya conocía, solo que esta vez en Inglaterra y al terminar me dijeron que el proceso de selección duraría entre un mes y medio y dos meses, que ya me llamarían y la verdad es que sea cual sea la decisión que tomen yo lo tengo bastante claro: aunque quieran contratarme no voy a aceptar volver al mundo bancario.

A veces me pasa, a veces solo, que aunque tenga clara mi escala de valores y aunque tenga clara una decisión y el por qué de la misma tengo la impresión de estar dejando pasar una buena oportunidad, un tren en mi vida. De hecho tengo la sensación de que han pasado varios trenes en mi vida, en cualquiera de las facetas de mi vida, sin que yo me diera cuenta de ello hasta que ya estaban lejos, y a veces, y repito a veces, no siempre, tengo la impresión de haberme subido en trenes equivocados.

No sé, supongo que es lo que tiene la vida, ¿a vosotros os pasa?

Esta mañana he estado al médico a la revisión que os dije que tenía. Todo ha ido ok, volvemos a la rutina de radiografia/TAC y me ha vuelto a decir que vuelva dentro de un año con una radiografía.




La salud por ahora va bien.
Entonces ya solo queda
el dinero y el amor.

Después de mi entrada en el mundo deportivo con el fútbol sala, el pádel y el gimnasio ha llegado la hora de empezar a competir.

Por un lado hoy tengo torneo de pádel. Resulta que han organizado uno en el lugar al que he ido a jugar un día. Hay varios niveles, entre ellos uno para los que llevan jugando de cero a dos años y como yo llevo jugando un año (en realidad me regalaron la raqueta en mi cumpleaños, allá por marzo, y en estos casi once meses he jugado cinco veces solo) y me pareció que podría ser divertido pues nos hemos apuntado mi hermano y yo. Nos van a ganar, porque seguro que se habrán apuntado personas que jueguen asiduamente pero bueno, lo pasaremos bien.

Por otro lado el fútbol sala. No recuerdo si os conté que al final me hice ficha de portero en el equipo. Es un equipo de la ONCE y jugamos en la FEDC (Federación Española de Deportes para Ciegos). Hay dos categorías, invidentes y deficientes visuales y yo juego en esta segunda, pero juego como portero porque son los únicos que pueden ser videntes. Como iba a entrenar todos los días el entrenador me dijo que me hiciera ficha, que les sobraba una y les podría hacer falta. Hace dos sábados tuvimos el primer partido e iba a jugar: el tercer portero se retiró del equipo, no encontraban la ficha del segundo y el primero tenía examen de modo que me tocaba resolver la papeleta. Al final el equipo contrario se retiró y no pude debutar, pero el domingo que viene tenemos el siguiente partido y voy a volver a ir convocado si no aparece la ficha del segundo portero. Ya os iré contando.

¡Que mal que lo pasé el otro día en la oficina! Ya os he hablado un par de veces de la cafetera y del café. Pues bien, tengo una taza que me regaló un compañero y por las mañanas cuando está el café recién hecho y huele tan bien me hecho un poquito en la taza y me lo tomo con mis compañeros. Al rato, ya a la hora de desayunar bajamos a "la cocina" y me tomo otra taza bien cargada de café, con bastante azúcar porque el café me gusta dulce.

Pues bien, el otro día me dio una sobredosis de café. Estaba yo tan tranquilo en mi sitio cuando de repente me empieza a temblar el brazo. Al poco empiezo a sentirme nervioso sin ninguna razón y hasta tuve que levantarme un par de veces al servicio a caminar un rato y a mojarme la cara.

Aains, estará muy rico, pero está claro que en exceso, como todo en esta vida... pues es malo.

¿Os ha pasado alguna vez?

Actualizacion: Stanz, la taza me la regaló por mi cumpleaños Stanz. Anda tonto... que ya te nombro.

Anoche estuve cenando en un italiano y me fié de minel en el plato que cogí. Resulta que eran tallarines (la carta venía en italiano y traducida debajo en castellano, pero la verdad es que no lo miré) y cuando me llegó el plato a la mesa les comenté al resto que si hubiera sabido que eran tallarines (o espaguetis) no lo hubiera pedido. Y es que resulta que me da vergüenza comer espaguetis en público porque soy como un niño chico. ¿Habéis visto el anuncio ese de los espaguetis que te regalan un tenedor que le das al botón y da vueltas y se enrollan los espaguetis y eres el más feliz del mundo? Pues bien, yo sería feliz con un tenedor de esos.

Pero bueno, me dieron una cuchara y por primera vez en la vida intenté comer los espaguetis con cuchara y tenedor, puesto que para mi esa cuchara siempre había estado de más, y no salí mal parado ni me manché y me supo muy rico.

¿Vosotros usáis cuchara para ayudar al tenedor al comer los espaguetis o pensáis como yo que es un elemento innecesario para tales acontecimientos?

Como ya os he contado hace tiempo me operaron y me quitaron un condrosarcoma que tenía alojado en una costilla y desde entonces he tenido que ir a sucesivas revisiones en las que me iban diciendo que volviera al año siguiente. Van alternando pruebas cada año, uno me hacen una radiografía y al siguiente un TAC, que es más invasivo y da más detalle de la situación. El año pasado tocó tac y los resultados si bien no fueron malos.... tampoco fueron los mejores de modo que decidieron que para este año se saltarían la alternancia y volverían a hacerme un TAC.

¿Que pasó? Pues bien, en el TAC de año pasado el radiologo observó una mancha en una costilla en el lado contrario al que me habían operado e indicó en el informe que dicha mancha no estaba en las exploraciones anteriores. El médico cuando leyó el informe lo primero que hizo fue mirar en las radiografías y me dijo que parecía una fractura curada, y después buscó las pruebas anteriores y comprobó que la mancha ya estaba ahí en otras pruebas. Con todo eso decidió no adelantar revisiones y seguir cada año, pero cambió la radiografía que en teoría iba a tocar por otro TAC.

La verdad es que si que recuerdo un golpe hace bastante que pudo ocasionar una fractura en la costilla, justo además en la zona donde aparecía en la placa y si el médico no vio oportuno adelantar la cita supongo que sus motivos tendría. Pero en dos semanas tendré la revisión y me darán los resultados de las pruebas y pese a que todos los datos indican que no es nada y que volverán a decirme que vuelva dentro de un año hay un miedo irracional que no logro controlar del todo.

Ya os iré contando.

Hace un tiempo os conté que unos pantalones habían dejado de valerme y se habían convertido en "mis pantalones os prometo que la próxima vez me valen", concepto que saqué de una conversación en el curro a la hora de comer (pantalones que dicho sea de paso... ya no están en mi armario).

Pues bien, el otro día cuando me iba a ir a trabajar empecé a notar que los pantalones que me habían puesto me quedaban un poco justos. "No puede ser", me dije, "si son casi nuevos y ahora que soy deportista no he cogido peso", pero el caso es que me costó meter la cartera, el abono del metro y las llaves en los bolsillos y estaba un poco incómodo. Pero como tampoco me quedaban tan tan justos, pues me fui a trabajar sin más.

Entonces según iba a la oficina me percaté de que iba pisándome los pantalones. "Eso ya si que no, lo que es engordar pues puede ser que haya engordado pero el largo del pantalón.... vamos, yo no soy alto pero encoger lo que es encoger... seguro que no he encogido". Así que cuando llegue a casa a la noche, después de comprobar que seguía viendo el mundo desde la misma altura le pregunté a mi hermano "Oye, ¿estos pantalones no serán tuyos?", y es que si bien el pequeño me saca media cabeza... yo le saco quince kilos.

Moraleja: No te pongas los pantalones de alguien que es más alto y más delgado que tú porque no vas a estar muy cómodo.

Acaba de llegarme un sms al movil que me decía "No te lo vas a creer pero acaba de llegarme un sms tuyo deseándome Feliz Año".

Pues bien, yo ese sms (que mandé el mismo a varias personas) lo envié en Nochevieja, como casi el 80% de los españoles (esta estadística me la he sacado de la manga) de modo que si estamos a once de enero... ¿alguien sabe donde ha estado mi sms en estos once días? ¿o es que acaso es un sms que viene del futuro y no lo mandaré hasta dentro de casi doce meses?

Por favor, señor Iker Jiménez ¿podría ayudarme a resolver este misterio del cuarto milenio?

Como ya os he contado alguna vez una de las cosas que menos me gustan son los paraguas porque pienso que acabas mojándote igual cuando llueve, de modo que no suelo llevarlo (leer Paraguas I y Paraguas II). De todos modos cuando hay días como hoy en los que, al menos por Madrid está lloviendo a cántaros (y nevando, pero no va a cuajar porque el suelo está ya mojado) y estoy tranquilo en casa me gusta mirar por la ventana y ver como va la gente tan feliz con su paraguas cuando de repente viene una racha de viento, les da la vuelta al paraguas y comienza una lucha desigual entre el dueño y el aire para ver quien logra hacerse con el control del paraguas mientras la persona en cuestión acaba calándose hasta los huesos. Y entonces me rio porque forma parte de mi proceso de transformación (leer Un dia de estos I y Un dia de estos II).

Bueno, pues después de todo esto que os he contado..... ¿que pensaríais si ahora os digo que iba a haber comenzado este post diciendo "Esta mañana estaba lloviendo y estaba esperando al autobús con mi paraguas en la mano"?

Pues eso, a buen entendedor pocas palabras bastan, y si además tienes imaginación... podrás reirte un poco más.

Allá para el verano del 2006 metieron en mi cabeza que quizás llevar lentillas pudiera ser una buena idea. Después de tanto tiempo (he sentido un escalofrío en la espalda y todo) puedo decir que fue una buena idea, y aunque no las uso demasiado (solo para hacer deporte y para salir por ahí de vez en cuando) lo cierto es que me siento bastante cómodo con ellas y la sensación de “no ser miope” me gusta.

El caso es que las lentillas y yo no comenzamos con buen pie y en poco tiempo tuve un par de historias que contaros (leer aquí y aquí), pero después hemos estado un buen tiempo tratándonos bien. Hasta el otro día. Había quedado con Stanz y otros amigos para ir a las pre-uvas de la Puerta del Sol y de camino en el metro me di cuenta de que algo no iba bien. Primero de repente estaba todo más gris, más nublado, como si todas las formas y colores hubieran sido lavadas con el detergente malo del anuncio de los payasos y al poco las luces comenzaron a molestarme.

Salí del metro en Opera y subí andando hasta la Plaza Mayor, que era allí donde había quedado y llegué antes de la hora, como casi siempre. Cuando ya quedaba poco para que llegaran los demás empezaron a picarme los ojos, y para cuando vino el primero estaba llorando como una niña, total... que tuve que quitarme las lentillas sin espejo ni ná en medio de la Plaza Mayor y tuve que estar media tarde viendo como una cámara desenfocada.

En fin, menos mal que llevaba unas lentillas de repuesto y pude ponérmelas en un bar, porque estaba muy incómodo con la situación.

La prueba del reloj bien, dio sus doce campanadas y lo dejamos listo para el fin de año.

¡Feliz 2010!

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