Como ya os conté hace un par de años me engañaron para que me apuntara a un equipo de la ONCE de fútbol sala, como portero. Les hacía falta porque una de las reglas es que el portero ha de ser vidente y aunque tenían dos porteros querían uno más por si acaso se lesionaba alguno de los titulares. A mi me venía bien, porque además de que no estaba (ni estoy) en forma era una buena escusa para hacer deporte y además... pues me gustaba la idea de estar en un equipo con gente que me caía (y me cae) bien.

El caso es que este año han cambiado un poco las cosas. Somos la misma gente (casi) pero este año parece que han perdido el interés por los entrenamientos y llegamos allí y solo estamos los otros dos porteros, el entrenador y yo. Lo hemos hablado varias veces y hemos pasado de los tres entrenamientos semanales que teníamos el año pasado a solo uno, e incluso así solemos ser más videntes que invidentes en dichos entrenamientos. Y ya no es solo en los entrenamientos: la liga tiene ocho partidos y si no te presentas a dos te expulsan. Pues bien, ya habíamos faltado a uno y para el partido del sábado fueron solo tres jugadores de campo, con lo que el árbitro no quiso empezar el partido.

Y entonces me desmotivo yo. Me desmotivo mucho. Y es que para mi es un buen modo de obligarme a hacer deporte y veo que se acaba porque no tiene sentido. ¿Que por qué no tiene sentido? Muy fácil: aunque a mi me guste mucho el equipo la realidad es que los entrenamientos son por y para los afiliados a la ONCE. Es esta institución la que les proporciona unas instalaciones realmente magníficas y les prepara la competición, e incluso les paga algún viaje a partidos fuera de Madrid, les paga un entrenador y les paga a los porteros (poco y por convocatoria y casi nunca he ido convocado, ni he querido ir a no ser por necesidad del equipo). Y en cambio la gente de mi equipo se queja por todo, protesta a todo y por todo y no asume su responsabilidad: siempre son los demás los que fallan.

Le veo el final a mi época de deportista de élite ya que como os he contado antes estamos pendientes de lo que diga la federación por el partido del sábado, y casi no sé si es mejor que nos expulsen de la competición, porque seguir así es un sinsentido y estoy un poco cansado de las luchas sin sentido.

Llevo un par de semanas saliendo temprano de casa y ello, me da pie a coger alguno de los periódicos gratuitos que se reparten en las primeras horas del día. Suelen estar en las entradas del metro, en algún establecimiento público y alguna vez me los he encontrado en los mismos autobuses, junto al conductor.

La verdad que las noticias no es que sean un bombazo, con los tiempos que corren cualquiera podríamos redactar las noticias, pero hay que estar todos los días dándole a la tecla. Pues bien, me he aficionado a los sudokus y al crucigrama que le acompaña. Suelen venir en la última hoja, por la cara interior.

Lo curioso, es que todos los días pone "nivel difícil", y cada día tardo menos en hacerlos, tienen que mejorarlos. Aunque reconozco que en los crucigramas, como viene la solución abajo, suele irse la mirada en alguna palabra más difícil.

Es la mayor tontería del mundo, pero me he acostumbrado al sudoku de la mañana y los fines de semana los echo de menos.

 

Por mal que puedas estar o solo que te sientas en la vida, siempre hay alguien a tu aldo que te hará sonreir.

¡Feliz día a todos!


 

 Las oportunidades en la vida sólo se presentan una vez, y hay que aprovecharlas.

Os dejo este enlace con un video, no pretendo venderos ningún tipo de negocio, tan sólo haceros despertar y animaros a que si tenéis algún sueño, lo hagáis realidad.

http://www.youtube.com/watch?v=ldn2Dl4TeFE

Conversación entre una funcionaria y yo, ayer por la mañana.

Yo. ¡Hola, buenos días!
F. ¡Buenos días!
   (...)
Yo. Mire, quería...
F. Su DNI.
Yo. Aquí tiene.
   (...)
F. Vamos a ver, tengo... cursos de... ¿qué estudios tiene?
Yo. Arquitectura Técnica.
F. ¡Vale!, puede ser Dirección de Empresa, Técnico...
   (...)
Yo. ¡Perdone!, quería preguntarle una duda.
F. ¡Sí, dígame!

Esta persona en cuestión, por no generalizar. Si me hubiera preguntado ¿en qué puedo ayudarle?, y si se hubiera centrado en mí, en lugar de contestar a las llamadas cada vez que sonaba el teléfono o un compañero le hacía una cuestión, creo que el sistema iría un poquito más rápido para todos.

Imagino que habréis tenido también situaciones de estas.

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