Hoy he tenido un día perro, que no de perros. Uno de esos días que por muchas cosas que tengas que hacer o puedas hacer no quieres hacer ninguna. Y aún peor, si la tarde está despejada, soleada y sin una gota de agua en el suelo, te preguntas mil veces, ¿que hago esta tarde?.

Pues todo eso he hecho esta tarde... "sonido de grillos". Que rabia me da no aprovechar días como el de hoy para salir a ver cosas, pero en fin, es lo que tiene uno de estos días.

Guau, guau...

¡Feliz día del trabajo a tod@s!

 

Así se sienten las neuronas cuando pensamos mucho las cosas. Y sobretodo, si actuamos forzando la máquina, esto no puede aguantar mucho tiempo.

Esta entrada va sobre la evolución de los nuevos tiempos y los cambios que sufre nuestra sociedad. Y como la guinda del pastel nos la ha puesto la tan afamada crisis. El ejemplo que os cuento es el siguiente.

Esta mañana me he acercado a la gran superficie de mi barrio, es conocido como el primer centro comercial de Madrid, y tiene una pequeña galería de alimentación con locales de toda la vida, carnicería, pescadería, panadería, frutería, incluso un local donde sólo venden bacalao en sal. Pues bien, lleva tiempo en reformas toda la zona, y a veces encuentras pasillos y locales cerrados.

Hoy al pasar por allí, he visto algo curioso y es que el pasillo no estaba tomado por personas a ambos lados haciendo la compra diaria, si no que estaba un lado inevitablemente vacío, tal era la sensación que la gente que cruzaba el pasillo no iba por medio como de costumbre si no que se movían por el lado libre. Carniceros, pescaderos y fruteros con los brazos cruzados observando impasibles como se les iba el negocio, los clientes, las ventas, el sustento de esos hogares, y todo por la crisis.

Frente a ellos, un nuevo establecimiento, con la gente también de toda la vida pero que han sabido aprovechar la coyuntura y han evolucionado hacia algo más moderno, actual, atractivo, y porque no, posiblemente más económico.

La pregunta viene cuando te cuestionas si verdaderamente hay crisis o no. Cada persona puede aprovechar el momento y dar un cambio de timón al rumbo, sólo hay que saber cuando, unos pueden aprovecharse con la crisis y otros en períodos de bonanza.

La vida, la economía, como la evolución tiene ciclos, sólo hay que saber esperar el momento.

Menuda rayada, me duele un poco la cabeza, no me lo tengáis en cuenta. Un saludo.

Los días de lluvia lo que más me gusta es sentir golpear las gotas de agua sobre el cristal de la ventana y mirar de vez en cuando por la ventana como llueve. Es una sensación que me relaja y me encanta. Y lo que menos me gusta es tener que llevar el paraguas a todos los sitios, me incomoda, no sabes donde dejarlo y si escampa, te sobra, donde lo metes.

 

Hace tiempo con un amigo, tuve una conversación sobre la lluvia. Y le dije que me gustaría un sitio húmedo, me encanta esa sensación. Y me contestó que me aburriría de tanta agua. Me pregunto si no anhelamos lo que no tenemos y nos cansamos de lo que tenemos. Aquí en Madrid no es que seamos muy de agua, y la verdad que llevábamos tiempo sin ella.

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