Hace unas semanas mi hermano pequeño se compró unos patines y en mi afán de buscar cosas nuevas que ocupen mi mente me los probé por casa en el pueblo y me dije "pues no parece tan dificil", y entonces decidí hacerme yo también con unos. Al poco bajé a un parque que hay cerca de mi casa, de esos que tienen una zona habilitada para patinar y nada más ponérmelos me dí cuenta que la superficie sobre la que estás es muy importante cuando patinas: sobre las baldosas de la casa de mi abuelo parece que no ruedan tan bien como en la superficie pulida del parque y di con mis huesos en el suelo un par de veces. Al siguiente domingo fui al Retiro y estrené las protecciones que me había comprado también y a las dos horas me dolía bastante la planta del pié de modo que decidí quitármelos.

Como conclusión me queda que soy muy torpe, cosa que ya sabía, pero no por ello voy tirar la toalla. Algún día aprenderé a patinar y me iré a la oficina en patines. Por ahora paso a paso, empezaremos por aprender a frenar.

La verdad que hace ya tiempo que venía buscando algo así, porque tal como están las cosas sólo me quedaba jugar a las carreras de caballos, porque lo que es la lotería ni que me hubiera mirado un tuerto.

Este año no ha sido mucho mejor que el anterior, no ha sido... porque empieza a serlo. Tenía en mente una gallardía junto a mi pareja y parece que va ser real, tán solo estamos a falta de unos retoques de última hora.

Y casualidades de la vida, parece que podré desenvolverme en esas tierras con mi nueva adquisición educativa, increible pero cierto, todo llega y ojalá pueda contaros algún día lo bien que me va y lo feliz que soy.

Hasta entonces, buen verano a todos, y los que estéis de vacaciones disfrutadlas, nos veremos a la vuelta.


¿Os acordáis que hace tiempo os dije que unos pantalones se me habían quedado pequeños pero que la próxima vez que os viera me valdrían? Pues bien, ya no tengo esos pantalones que en el 2008 dejaron de valerme, pero el verano pasado mi hermano heredó tres pantalones cortos en los que ya no entraba y tuve que renovar mi vestuario. Hace dos semanas con la llegada de los calores bajé al trastero para sacar la ropa de verano (es decir, a por los pantalones cortos porque llevo camiseta de manga corta tanto en verano como en invierno) y cual fue mi sorpresa cuando al ponerme los que me había comprado el año anterior se me caían. En alguno hasta podía meter tres dedos. Entonces recordé los que había heredado mi hermano, me los probé y me valían.

¡Ja, ja, ja! ¡Me río yo de los que pensaron que no lo conseguiría!

Quizás un poco menos unos....
... otro poco más otros ...
...y quizás algo fuera diferente.

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