En el Metro de Madrid es frecuente encontrarte con gente pidiendo. Siempre que veo a alguno me pregunto que situaciones de la vida les han llevado a estar donde están y me pregunto también si es posible salir de ahí.
Hay varias clases: por un lado están los que van con una guitarra o un acordeón cantando de vagón en vagón o están parados tocando en algún pasillo. Lo hacen realmente bien, se podría formar una orquesta con ellos. Hay auténticos virtuosos de la guitarra, el teclado, el violín o la trompeta y hay cantantes cuyas voces no tienen nada que envidiar a las voces de otros artistas más famosos. Por otro lado están los que dan más pena: mujeres rumanas que van con sus bebés, gentes que viven en la calle y otros con problemas de alcoholismo o drogadicción, pero me estoy desviando del tema puesto que quería hablaros de una persona en concreto: la payasa.
Me encontré con ella dos veces en la línea 2 y va vendiendo marcapáginas que ella misma hace. Lleva la cara maquillada de blanco, con los labios muy rojos y coloretes en las mejillas. Lleva puesto unas ropas muy divertidas y una nariz de pega. Es una persona extrovertida que según entra en el vagón lo llena con su función. Se fija en la gente que hay dentro y siempre de un modo divertido pero a la vez respetuoso entabla conversación a grandes voces con cualquiera que le siga el juego.
Como ya dije solo compartí con ella dos estaciones en dos días diferentes pero consiguó ruborizar a unos, carcajadas de otros y sonrisas de todos. Si tenéis suerte y os encontráis con una chica disfrazada como los del anuncio de Micolor podréis conseguir por un módico precio un marcapáginas dedicado y un rato alegre y divertido del que os acordaréis toda la vida, con esta persona capaz de poner un poquito de color a un día gris.
28 de octubre de 2005, 19:01
Eso está muy bien! estas son las pequeñas cosas que te alegran la vida, y si es de mañana cuando aún te pesa el sueño y la desgana, te roba una sonrisa :-)
Felicidades a la payasita de la línea 2!
30 de octubre de 2005, 13:27
Un día de estos tomaré la línea 2. Tendré que dar un gran rodeo , porque no me llevará a ninguna parte que necesite; no está cerca del trabajo ni tampoco de mi casa, pero... me gustaría conocer a la payasa, alguien que consiga hacer sonreir a la cantidad de gente que cada día toma el metro, merece ser admirada...
Besitos