Un día te conocí,
me conociste,
nos conocimos,
pasaron los días y no supimos como decirlo,
pero era lo que sentíamos,
lo que queríamos los dos…
ser uno el mundo del otro.
Viviendo los días juntos disfrutamos,
de los momentos buenos
y de aquellos que preferimos no recordar,
yo era tu día, tú mi noche
nos completábamos,
como piezas de puzzle
que hizo que nos juntáramos.
Una noche de paseo,
junto a ese estanque,
el reflejo de la luna,
me hizo ver que la tenía conmigo
y me contestaste,
que siempre estaría a mi lado,
porqué ahora no veo ese reflejo en el estanque.
Caprichos del destino,
que hizo conocernos,
que hacer para ver ese reflejo en el estanque
que haría para perderlo
que haré para recuperarlo
una vez hice que tocaras la luna
cuan difícil será que vuelvas a tocarla.