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Por las mañanas bajaba del tejado con esa elegancia que solo poseen los gatos. Odiaba al sol, pues hacía que la luna se fuera, y se escondía de él todo lo que podía. Se paseaba por los corrales y las cuadras con esperanzas de cazar algún ratón despistado o algún pajarillo que se hubiera caído del nido y al atardecer volvía a subir a su tejado.
Sus ojos verdes robaban el brillo que perdía el cielo y peinaba sus bigotes antes de que ella apareciera. Llevaba seis vidas esperando que su amor le dijera algo pero ella se limitaba a cruzar el cielo y volver al día siguiente, unas veces alegre, llena y blanca iluminándolo todo, otras triste y menuda. Pasó la noche maullando sus mejores canciones, cantándole a la luna los mejores piropos, las cosas más bonitas que jamás un gato hubiera dicho, pero como cada día el sol volvió a aparecer en el horizonte y su luna desapareció por el otro lado. Bajó de su tejado: aún le quedaba una vida y podría esperar un día más.

16 de octubre de 2005, 14:14
Mae mia... se nota que hay bastante potencial en estas lineas... me ha gustado muxo!!
16 de octubre de 2005, 14:30
Bonito texto, la pena es que no me gustan los gatos, será porque encima les tengo alergia jejeje.
16 de octubre de 2005, 15:58
Me alegra que os gustara!! a mi no me dan alergia pero no me gustan nada, los asocio a "soledad" y a la vieja loca de los simpsons que vive rodeada de gatos, no se por qué jajaja
23 de octubre de 2005, 17:22
Je,je, acabo de leer el texto.Pues a mi me encantan los gatos, aunke kizas si tenga algo de razón sacris en eso de ke se asocian a soledad...No se, pero me ha gustado el texto,a esperar un dia mas como el gato...