Despierto sueño contigo
y cuando duermo pienso en ti.
Con los ojos abiertos
mi mente se escapa a otro mundo
en dónde todo va bien.
En ese lugar nunca meto la pata,
allí nunca me equivoco
y cuando miro tus ojos
puedo saber que deseas.
En todo momento veo tu sueños
y allí soy capaz de conseguir
que se cumplan.
Cuando menos lo esperas
te digo la palabra que quieres oir
o te doy el beso que necesitas.
Si tienes calor
te doy la caricia
que hace que te estremezcas,
más si tienes frío
me acerco por detrás
para envolverte en mi abrazo.
En mi edén no hay llanto,
no hay guerra ni sufrimiento
ni pena ni tristeza
porque la melancolía no existe.
Desde lo alto de una montaña
cogidos de la mano
miramos juntos el cielo azul
y somos felices
respirando un aire puro
que huele a tormenta recien escampada
y a hierba húmeda.
Cuando despierto de este sueño
Releo lo que he escrito:
¡Hay que ver,
que paraíso más sencillo
pero que inalcanzable que es!
