Ya sé que a veces no hago todo lo que digo

A veces estoy estudiando o caminando por la calle y de repente me visitan las musas para quedarse un rato. En esos momentos desparece de mi mente todo el mundo que me rodea, pierdo la concentración y no soy capaz de leer mis apuntes o fijarme en la cara de la gente con la que me cruzo, puesto que ya estoy dentro del sueño. Quien sabe si esas fantasías que me asaltan son ventanas al futuro o ventanas a otras vidas, a veces tengo la impresión de que son cosas que ya he vivido o viviré.

Hoy he tenido uno de esos momentos. Estaba sentado estudiando algo realmente aburrido y me ha asaltado la idea de construir una maqueta de una balsa. Al instante ya tenía en mi mente un boceto de cómo lo llevaría a cabo. Primero cogería el palo de madera de un helado y pegaría a los extremos una cáscara de nuez. Con un pegamento fuerte pegaría también tapones de botellas de dos litros de refresco entre las dos cáscaras y repetiría la operación en otro palito de helado. Ahora que ya tengo una base para que mi balsa flote me queda que darle estabilidad. Uno las dos bases con otro palo de helado y para quitar la forma de H que tiene, relleno el resto del suelo de la balsa con más palitos de helado. Faltaría solo la parte más difícil: el mástil con la vela puesto que el timón lo hago con una bisagra. En una ferretería puedo encontrar hierros con un ángulo de 90 grados, q pueden sostener perfectamente una cruz hecha con dos listones de madera. Sobre ella un pañuelo atado con la cuerda de un yo-yo nos haría de vela y ya quedaría terminado cuando le diera una capa de pintura y una de barniz.

Ahí no acaba mi sueño. Los barcos son para navegar y algún día sobre mi balsa irán dos playmobil de la mano. Yo pegaré uno y otra musa pegará el otro. Antes de despertar fui a un río con ella y dejamos la balsa en sus aguas. Algún día descubriré si mi balsa surca el mar y llega a alguna isla llena de palmeras.