Hace dos semanas un terremoto sacudió Yakarta. Allí siguen pasándolo mal (y lo que les queda) y aquí parece que ya lo hemos olvidado. Los telediarios no sacan nada y nosotros estamos tan felices como siempre. Para recordarlo voy a colgar un artículo que escribí en Navidades, cuando el tsunami. Lo titulé "Cuando los números pierden su sentido" y los números de los muertos y desaparecidos siguen subiendo.
Cuando los números pierden su sentido
Esta mañana cuando me desperté y puse la televisión, en el telediario decían que ya eran más de ochenta mil los muertos causados por el Tsunami, y que incluso había fuentes que subían el número a cien mil. Salían imágenes desde un helicóptero de pueblos arrasados bajo las aguas o de filas y filas de pilas funerarias ardiendo y daban más cifras: que si tres mil suecos, que si mil alemanes, que si un español....
Cuando los números pierden su sentido
Esta mañana cuando me desperté y puse la televisión, en el telediario decían que ya eran más de ochenta mil los muertos causados por el Tsunami, y que incluso había fuentes que subían el número a cien mil. Salían imágenes desde un helicóptero de pueblos arrasados bajo las aguas o de filas y filas de pilas funerarias ardiendo y daban más cifras: que si tres mil suecos, que si mil alemanes, que si un español....
No se si podemos darnos cuenta de la envergadura de esta tragedia. Tengo la impresión de que cada vez que oímos una cosa de estas, pasamos un poco: estamos insensibilizados. Escuchamos cifras y cifras y nos entran por un oído y nos salen por otro. Acaban de decir en el telediario que ya van ciento veinte mil muertos. Quizás en Navidades prefiramos mirar a otro lado, pero por un momento vamos a hacer un experimento: pensad en vuestros hermanos y hermanas y empezad a contar. Vuestro padre y madre, ¿tenéis tíos? ¿y primos? No os olvidéis de vuestros amigos más cercanos…. ni de los menos cercanos, ni de vuestra novia o novio y ya vamos a parar, nos quedaremos en nuestros seres más queridos y dejaremos de lado a los vecinos y a los conocidos. ¿Cuántos habéis sumado? ¿Cien, quizás doscientas personas? A mí ahora, los números de antes me parecen diferentes. ¿A vosotros no?
Tampoco vamos a ponernos en plan dramático. Las cosas no van a cambiar por mucho que lloremos o por muy tristes que nos pongamos (al fin y al cabo Sri Lanka está lejos… y bueno, no nos toca mucho). Ya que no podemos ir, podemos enviar dinero, alimentos, medicinas o podemos tratar de sensibilizar a los que nos rodean. Incluso si no hacemos nada de eso y miramos más cerca, seguro que tenemos mil cosas aquí al lado que, aun que no sean tan trágicas, no debieran ser así. Otro mundo es posible y poco a poco podemos llegar a él.
Para concluir, contaros un anuncio que vi. ayer, seguro que os suena. Salía una niña en una oficina de correos, dejando en el mostrador unos cuantos juguetes. Cuando el dependiente le preguntaba que qué hacía, la niña contesta que quería devolverle a los Reyes Magos esos regalos y que quería pedirles otra cosa. En la siguiente escena salía la niña entrando en una habitación de un hospital dando un abrazo a un niño enfermo. El anuncio termina diciendo “para lo realmente importante”.
Espero que tengáis una buena entrada y salida de año. Os deseo que el 2005 (sin rimas) sea un gran año, que no perdáis la ilusión y que no olvidéis lo realmente importante.
Madrid, 28 de diciembre de 2004
9 de abril de 2005, 13:41
Lo peor de todo esto es el terremoto de hace pocos días...ya nadie se acuerda, porque entre Vaticanos y Camarlengos, Camillas y Charles y Rainieros....el norte vuelve a ganr la batalla al sur