Ya sé que a veces no hago todo lo que digo

Ayer tuve la revisión periódica de la operación de las costillas e iba con bastante miedo. Nunca me dieron demasiadas explicaciones pero la cosa no fue ninguna tontería. El caso es que entré en la consulta y había dos médicos: el jefe del equipo y el que me operó, personas a las que creo que tengo bastante que agradecer. Después de saludarme y preguntarme como me encontraba me preguntaron “¿a ti te hemos dado algún tratamiento?” y los fantasmas que tengo en la cabeza volvieron con todos mis miedos: aquí tratamiento significa quimio o radio. Contesté que no, que había sido afortunado y siguieron mirando el escáner.

Al poquito el médico que me operó se fue y se quedó solo el jefe del equipo, que pidió a la enfermera (o celadora, no se que era) que le trajera el escáner anterior, que por cierto no aparecía y mientras buscaban yo me preguntaba “¿habrá salido algo “raro” esta vez?” Se lo pregunté al médico y me dijo que no, que solo quería comparar pero su respuesta no me dejó tranquilo. Al final apareció un escáner, el de 2003 y después de estar un rato mirándolos y comprando me dijo “Todo está bien, está igual que en el 2003”.

Ahí ya me quedé tranquilo. Me dieron ganas de llorar. Me sentía feliz y más vivo que nunca. Recordé todo lo que he vivido, todo lo que he sufrido y todo lo que he aprendido en este tiempo. Me sentí afortunado, me acordé de gente que no tuvo tanta suerte como yo y a la que echo mucho de menos. Pensé que no era justo, pienso que no es justó. Pensé mil cosas en un segundo hasta que el médico me sacó de mi trance cuando comenzó a hablarme.

Después de unas cuantas preguntas y comprobaciones me contó estadísticas y riesgos, las diferencias entre Grado I y Grado III (indirecta sutil que me lanzó, “te seguirá doliendo toda la vida y te acordarás de la operación siempre, pero podría haber sido mucho peor”) y ya terminó diciéndome que volviera dentro de un año en vez de cada seis meses y que ya me llamaría para preguntarme que tal y que le contestara unas preguntas, ya que está haciendo un estudio sobre los veinte casos parecidos al mío que ha tenido que tratar.

En fin, que todo pasa, que estoy contento y feliz con mi visita al médico y que tengo una cicatriz muy sexy para que no se me olvide nunca.