Ayer estaba paseando por uno de esos preciosos parques naturales que tenemos por España, el de las Hoces del Río Duratón, que está cerca de mi pueblo. Mientras respiraba un aire puro nada parecido al que respiro en Madrid le hice esta foto que veis al cielo.
Me encanta mirar para arriba: a veces ves un cielo azul, claro e infinito que hace que te sientas insignificante en el universo. Otras veces un montón de nubes blancas cubren el firmamento y puedes jugar a tratar de encontrar formas escondidas en ellas. Aparecen todo tipo de cosas: aviones, pájaros, flores… hasta donde tu imaginación llegue y si tienes suerte y hace viento puedes ver como hacen carreras entre ellas. Cuando el cielo está totalmente encapotado nos sentimos tristes, al menos yo pues me parece que todo tiene menos color, menos vida. Cuando empieza a llover es como si cambiaran las tornas y el que está triste es el mismo cielo, dejando caer sobre nosotros todas las lágrimas que tiene. A veces es tanta su pena que grita y se ilumina, llora con más fuerza y descarga toda su impotencia en forma de rayos. Sin duda alguna, lo mejor nos lo ofrece por las noches. Se pone un manto de estrellas que podría estar mirando horas y horas y la luna aparece blanca y clara iluminándolo todo. Aunque ya sé que hay muchos libros en los que te pintan las constelaciones a mi me gusta jugar a unir puntos y ver que figuras logro encontrar.
Os recomiendo que de vez en cuando alcéis la cabeza. Creo que se pueden descubrir muchas cosas volando por el cielo, incluso si nos esforzamos hasta a nosotros mismos.
9 de julio de 2005, 22:33
no me preguntes cómo, pero a mi me parece que ahí hay un conejo...je como los que sacan los magos de sus chisteras.
Un abrazo!! Es muy lindo el texto.
Flaqui
10 de julio de 2005, 16:22
Siii, yo también veo el conejo!! Y hay un cocodrilo que se lo quiere comer, tiene las mandíbulas casi alrededor de la cabeza de su presa, ¿lo ves?
10 de julio de 2005, 19:03
o_O es cierto!!!
se me escapó ese detalle jeje
Flaqui