Ya sé que a veces no hago todo lo que digo

Si soy sincero no me acuerdo exactamente que hacíamos por alli ese día. Recuerdo que habiamos ido a dar una vuelta a la Vaguada o a tomar algo, y creo que estabamos Miriam, Alberto, Montse y yo, aunque la verdad, también podría haber estado por allí mi abuela y no acordarme, porque no estoy seguro. Lo que si se es que al final nos quedamos solos Miriam y yo, y dijimos: "Vamos a ver la feria esta que han puesto medieval en el parque de la vaguada".

Y tan frescos que nos fuimos a dar una vuelta, como quien no quiere la cosa, estuvimos cotilleando que vendían, viendo a un buho real que tenían por allí... y en eso que llegamos a un puesto con marionetas (no muy medievales, la verdad), y en ese momento, los dos pensamos que no deberían habernos dejado solos. Nos quedamos mirando cual turista en una tienda de souvenirs una especie de marioneta-polloloco-avestruz de color rojo, nos miramos con esa expresión de "no tenemos más remedio que comprarla", y nos compramos una para cada uno, como lo del perro piloto de las tombolas, pero en feo.


Luego el camino de vuelta a casa no nos fuimos solos, nuestro sentido comun entro en juego y nos estuvo dando la lata, con donde lo vamos a poner, que hacemos con esto, pero de verdad sirve para algo? aunque desde luego nos hechamos unas risas solo pensando en la cara de nuestras respectivas madres diciéndolas: "a que es bonito? para el salón" jajajaja.

Cada vez que hablamos y recordabamos ese día, siempre llegabamos a la misma conclusión, no nos podían dejar solos.