Leí una vez por ahí que entre lo que pensamos, lo que queremos decir, lo que creemos decir, lo que decimos, lo que nos quieren oír, lo que nos oyen, lo que nos creen entender, lo que quieren entender y lo que finalmente nos entienden hay un montón de maneras diferentes de no entendernos y malinterpretarnos.
Si además sumamos lo que no queremos decir, lo que nos da miedo, lo que no sabemos y lo que necesitamos decir y por otro lado lo que no quieren, temen o no necesitan escuchar y añadimos el factor tiempo y la temática y relación con el interlocutor, así como la banalidad de la conversación nos encontramos con diferentes niveles de conversaciones.
Hay conversaciones fáciles que se hacen difíciles porque la otra persona no quiere entendernos o porque no sabemos como orientarlas. Otras pese a ser difíciles se hacen fáciles porque se encuentra el tiempo, el lugar y la disposición para que así sea. Otras se aplazan por miedo a decir lo que queremos decir o porque las otras personas no necesitan escucharlo.
Y a veces hay otras que parecen banales y que sin decir nada se dice todo.