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Uno de los animales a los que tengo menos simpatía son los gatos, y es que desde hace mucho los asocio a la soledad pese a que mucha gente los defina como independientes. Quizás sea por una tontería mía gracias a la cual le comenté a una amiga que había tenido un “día de gatos, que era como un día de perros pero peor porque en esos días tenías la impresión de que acabarías como la vieja de los Simpsons que está sola y rodeada de gatos”.
Por otro lado a los madrileños nos llaman gatos, y es que si te fijas y le echas un poco de imaginación la Comunidad de Madrid tiene forma de gato sentado y por eso Eduardo Mendoza tituló a su último libro “Riña de gatos”, ya que toda la acción se produce en un Madrid revuelto y lleno de peleas, manifestaciones y protestas justo antes de la Guerra Civil.
La verdad es que me está gustando mucho más que su anterior libro “El asombroso viaje de Pomponio Flato” y me siento muy identificado con un protagonista extranjero que acaba metido en medio de una riña de gatos.

30 de mayo de 2011, 19:47
yo prefiero los perros a los gatos, son mas cariñosos.
curioso lo de que madrid tiene forma de un gato sentado, nunca lo habia pensado. un beso
30 de mayo de 2011, 19:49
De hecho, si le echas imaginación es un gato que está en su aseo matutino, sentado lamiéndose una pata :)
7 de junio de 2011, 23:02
Mis tres gatos ahora están enfadados contigo, que lo sepas :P
Besines!!