
Ayer volvía en el metro sobre las doce de la noche y después de estar cuarto de hora esperando en el andén de la línea 7 de Avenida de América me senté en el vagón con desgana. Tenía la cabeza llena de pensamientos y ni siquiera salí de mi mundo cuando alguien me puso una hoja en las manos.
En la siguiente estación se pasó a buscar la hoja, que ni leí y vi como se pasó al siguiente vagón. Era una persona mayor, canosa y desgarbada. Llevaba un bastón e iba cojeando. Volví a meterme en mi mundo y de repente me vino a la mente una frase "La vida es solo eso, vida... ¿y por qué nos desplaza a veces?” Debí haberlo leído de pasada en la hoja que me dio el hombre y saqué mi cartera para ver si llevaba suelto.
En la siguiente parada vi a través de la ventana como el hombre pasó al siguiente vagón y se alejaba de modo que guardé en el bolsillo lo que había sacado. Cuando llegué a mi parada el hombre se bajó también, y decidí acercarme a él.
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- Buenas noches, ¿le importaría dejarme leer de nuevo el poema de la hoja?
- Si, claro, como no.
- Muchas gracias, me ha gustado mucho, ¿me daría permiso para publicarlo en internet?
- Si, a ver si nos hacemos famosos, mañana cuando vaya a comprar un bocadillo me acordaré de ti, muchas gracias, por todo.
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Teníais que haber visto los ojos del hombre, que bajó al anden para coger el metro en la otra dirección. En fin...
Y, ¿por qué, en ocasiones nos desplace así?