Ya sé que a veces no hago todo lo que digo

Al igual que uno de los malos de Batman a veces pienso que tengo dos caras y que dependiendo de mi estado físico y/o de ánimo ofrezco una u otra. Por un lado está el que está cansado y frustrado, tiende a preocuparse, le cuesta dormir, a veces piensa que las cosas son blancas o negras, es un poco hipocondríaco y a veces se deja llevar por la inercia. En la otra cara de la moneda está el que ve el mundo amarillo y cree que con pequeños actos puede cambiar el mundo (al menos su pequeño mundo), sabe que los milagros y las casualidades existen, puede vivir de una alegría y cree en perdones y oportunidades, es capaz de encontrar un pequeño tonel en el sitio más recóndito, sueña despierto y le gusta andar bajo la lluvia.

El primero no me cae nada bien.

Viene de La semana y yo

¡Me ha vuelto a pasar! Desde que me levanté estoy pensando que era miércoles y es que el año pasado entrenabamos los martes al fútbol pero este año cambiaron los entrenamientos a los lunes y mi mente tiene asociado que después de entrenar es miércoles o viernes, y como estamos a principio de semana pues hoy era miércoles.

¡Aains! Espero que tengáis un buen martes.

Hay un anuncio de una marca de coches que me hace mucha gracia: sale un niño disfrazado de Dark Vader intentando mover objetos con la fuerza sin conseguirlo y cuando ya está apunto de darse por vencido entra el padre por la puerta y se ve el coche recién aparcado. Entonces el niño se acerca al coche y cuando intenta que la fuerza esté con él y el coche haga algo sin tocarlo llega el padre y le da al botón del mando a distancia y se encienden las luces. Entonces el niño se da la vuelta mirándoles y a través del casco de Dark Vader puedes imaginar su cara de ilusión pensando que lo ha conseguido.

Pues bien, de niño yo quería ser Superman para tener superfuerza y supervelocidad, pero sobre todo para poder volar. No penséis que iba por la calle con capa y los calzoncillos por fuera, porque no, ni tampoco me tiré por la ventana pensando que volaría, pero lo que si que es cierto es que una vez me subí a una silla e intenté volar: salté con todas mis ganas y me estiré todo lo que pude pero en vez de remontar el vuelo lo único que conseguí fué darme con el mentón en el reposabrazos de madera del sofá y hacerme una brecha de cinco puntos de sutura en la barbilla. Seguro que fue por que mi traje de Supermán no era tan bueno como el traje de Dark Vader del niño del anuncio.