Como ya os conté estoy apuntado en un equipo de fútbol de la ONCE como portero, ya que no puedo jugar en otra posición porque las reglas de la federación me lo impiden al ser vidente. Pues bien, varios de mis compañeros de equipo son vendedores de cupones, que es el método fundamental de financiación de esta organización y las condiciones de sus contratos son, como las de muchos trabajadores españoles bastante duras: por un lado tienen un sueldo bajo y por otro están sujetos a cuotas de venta. Alguno tiene la fortuna de trabajar en un pueblo pijo de Madrid y no tiene problemas para llegar a su número de ventas pero otros tienen peor suerte y están en barrios más obreros donde es más complicado vender un cupón. Además de todo esto también me cuentan que las cuentas de la ONCE pues son cada vez peores. Han sacado varios juegos para intentar ampliar el negocio pero por la crisis, la desgana o el motivo que quieras buscar el caso es que todos ellos coinciden en que cada vez venden menos.

Pues bien, como conocía esta situación esta tarde cuando volvía andando de trabajar y me crucé con un vendedor decidí comprarle algo. ¿Por qué? Por creo que llevan proyectos interesantes que ayudan a mucha gente, porque estoy disfrutando de sus instalaciones deportivas gratis y, que leches, por si tenía suerte y me tocaba. Me puse delante de la ventanilla de la caseta y miré los juegos que tenían y vi el mio: el siete de la suerte, por 50 céntimos un rasca y gana. Compré dos, un eurito. Rasco el primero y nada pero al rascar el segundo... ¡premio! ¡2 euros de premio! ¡Ooole!

Y me fui tan feliz y sonriente otra vez a la caseta a recoger mi premio, pero en vez de eso decidí volver a invertir esos dos euros en otras cuatro papeletas, porque vaya.. yo quería ayudar en sus cuentas y en vez de eso me iba a ir premiado. Entonces vuelvo a rascar mis cuatro papeletas: en la primera nada, en la segunda nada y llega la tercera y ¡otro siete! ¡otro premio! ¡Esta vez cinco euros! y en la cuarta nada de nada.

De modo que vuelvo a ir más sonriente todavía a la caseta y le digo al vendedor:

- ¡He tenido suerte! Han vuelto a tocarme y esta vez un poco más, ¿hay algún décimo que cueste cinco euros?
- El especial del viernes, pero casi mejor no lo compres y tomate una caña con los cinco euros.


Y entonces.. le he hecho caso :)

4 comentarios

  1. Chasky  

    Con ese dinero tenías para tu cañita y la del hombre, la próxima vez invítale.

  2. Anónimo  

    hola hace tiempo que no comento pero e estado en reposo y todavia sigo
    haces bien la verdad que siempre estan ahi todos los dias, y tubiste suerte un beso lady

  3. Anónimo  

    jajajaja, yo creo que te vio con suerte en el juego y por eso te dijo que no te jugaras los 5 euros !!! jajaja es broma, no os piqueis conmigo...

    Soy Ana_

  4. Unknown  

    jajajaja qué bueno!! Es admirable el trabajo que realizan estas personas, de verdad. Creo que tenemos que aprender de ellos ... lo tengo cerca y cada día me sorprende más lo mucho que pueden llegar a "ver"

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