(De mi "Filosofía de vagón")
Estoy sentado en uno de los numerosos ventanales que hay en mi facultad. Apoyado en la pared el sol ilumina mi rostro y con los ojos cerrados pongo atención al silencio que me rodea. Empiezo a escuchar de fondo una melodía. Al principio pienso que viene del auditorio que hay al final del pasillo ya que de vez en cuando pasan niños en fila india que vienen de algún colegio para ver alguna obra teatral, pero la música suena demasiado lejana como para venir de ahí. Sigo escuchando guitarras y violines que de repente se convierten en una canción que me suena, es oye más nítida y me doy cuenta de que la música solo está en mi mente. Es mi música interna.

Todos tenemos una música interna, un sonido que nos caracteriza y que no es constante. Si estamos alegres sonará una canción con mucho ritmo y si estamos tristes será más lenta. La música define muy bien nuestros estados de ánimo y el mundo en el que nos movemos también discurre dentro de una canción. A veces estas dos canciones están en armonía. Esto ocurre cuando estamos donde tenemos que estar, en nuestro sitio en la vida y nos sentimos en paz. Hay ocasiones en que las dos canciones suenan diferentes pero no se interfieren. En esos momentos podría decirse que no nos va mal, lo peor es cuando la melodía que forman las dos canciones juntas suena estridente, los ritmos no encajan de ninguna manera y entonces hay que cambiar algo.
Cuando la vida nos amenaza,
oye tu ritmo del corazón
Fuera caretas, fuera corazas
oye tu ritmo del corazón
Pum, pum
Seguridad Social

2 comentarios

  1. Anónimo  

    Hola Sacris!
    Pues si, yo tb suelo tener musica dentro de la mente ... tengo una anecdota muy fuerte al respecto que me pasó hace unas 5 semanas ... ya te la contaré ... Saluditos!

  2. Alvaro Claver  

    Yo cuando estoy triste, y me direis que estoy loco o que soy un masoca, escucho canciones tristes, escucho a Carlos Chawen en sus primeros discos, escucho Cat Stevens, Escucho Miles Davis... porque no todo es blanco o negro. Me explico. Creo que puedes estar oyendo o acordándote de una canción muy triste pero eso puede hacerte feliz, y no por jactarte de las desgracias de los demás, sino porque realmente creo q no hay canciones tristes.

    En toda canción hay felicidad.

    El yonki q le llora a su pareja muerta desea morirse de sobredosis para volver a verla. El que busca en los bares y los libros a su amada desaparecida. La chica con los pies colgando de la ventana anhelando la felicidad...

    Todos son felices a su manera y hay que aprender a verlo. Y esas canciones q normalmente llamamos tristes porque tratan de temas comprometidos o simplemente porque son lentas o contienen violines son hermosas, a mi opinión mucho más que las insulsas que solo hablan de la felicidad y añaden ritmos pegadizos.

    Paz

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